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SALUD

REFLEXIONES MÉDICAS  DEL DR. EDUARDO ANGOMÁS

La medicina es ciencia, es arte, es servicio, es vocación… cada cual puede agregar otros términos que considere afín a ella. Es posible que, a título personal, cada galeno pueda definir el ejercicio de la profesión médica; los mayores con una mirada retrospectiva, los más jóvenes con una visión de lo esperado.
Este primer momento de sucesivas publicaciones para este espacio haré mención de dos precursores de la medicina dominicana: los doctores Fernando Defilló y Francisco Moscoso Puello.

Doctor Fernando Alberto Defilló.
De éste eminente hombre de ciencia quizá muchos conocemos que el Laboratorio Nacional de Salud Pública se llama Dr. Defilló (fundador de este laboratorio), el edificio de la Faculta de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, una calle del Distrito Nacional.

Nacido en San Felipe, Puerto Plata, el 27 de febrero de 1874. 
El 13 de noviembre de 1898 obtuvo el título de Licenciado en Medicina y Cirugía. Se doctoró en la Universidad de Santo Domingo, Primada de América con la tesis “La Sífilis no es origen Exclusivamente Americano”, reproducida por algunas revistas extrajera.
Estuvo en parís en dos ocasiones donde recibió reconocimientos especiales, Diploma de Antiguo Alumno del Instituto Pasteur (junto a Albert Calmette sobre el B.C.G) y del Instituto del Cáncer, y Médico Malariólogo de la Universidad de París. 
Su artículo sobre la lepra en República Dominicana fue publicado por la prestigiosa revista Presse Medicalle, impreso luego como folleto por la Libraire Masson y citado por varios autores en Medicin Infantile y Les Actualites Medicaux.
El Curso de Clínica Médica para graduados, inaugurado por Defilló en agosto de 1905, en el Hospital Militar fue la primera instrucción de educación continuada desarrollada en el país, y uno de los primeros en todo el mundo.

Pionero en el hallazgos de Cyclops coronatus, bilharzia, Culex fatigans, y de la monilia (Candida albicans). 
Aisló por primera vez el Treponema Carateum brup, causante del mal del pinto o carate. 
Logró aislar del anamú (Petiveca Alliacea) un alcaloide en estado de pureza confirmando la eficacia pronunciada por los curanderos criollos para el tétanos.
Inició el uso de soluciones alcohólicas de aceite esenciales de canela, tomillo y clavo, diluidas en agua, para la desinfección de los pisos y paredes del Hospital Militar, donde trabajaba.
 Lamentablemente se le retiro el suministro para continuar su uso y la consideraron costosas e inútiles. 
Tres décadas después el profesor Simón Rissler, de la Soborna, demostró la eficacia bacteriostática de esas soluciones, en vaporizaciones.

Francisco Eugenio Moscoso Puello
Nació en Santo Domingo el 26 de marzo de 1885. Graduado de medicina en enero de 1910 en el Instituto Profesional de Santo Domingo. Su tesis “La Karioclasmatosis, una nueva función del sistema linfático”.
Recién graduado, inició y dirigió gratuitamente durante un año la Sala de Socorro Municipal de San Pedro de Macorís.

Es pionero en el país de:
Craniectomía de Boyen (con éxito) en un caso de epilepsia jacksoniana.
La segunda y la tercera entre las tres primeras ovariohisterectomías totales.
Empleo quirúrgico de la anestesia raquidiana.
Introducción de la radiología
 Autor de varias publicaciones literarias y científicas.
 En su literatura sobresale su obra “Historia de la Medicina en Santo Domingo”. 
Recuerdo esos 6 tomos cuando los consultaba en mis primeros semestres de universidad. 
Para mí esos años fueron unos libros como cualquier otro, ahora reconozco que son un legado único.
Los datos de estos párrafos fueron tomados del libro “Precursores de la Medicina en América” del doctor Sebastián Rodríguez Lora, publicado en 1989. Además recomiendo visitar la web de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma Santo Domingo opción “notables de la salud”, donde están las biografías de otros eminentes médicos.